Retratos de Madrid

Hay algo mágico en esta ciudad acogedora que es mucho más que un espacio físico. Es un espacio emocional y espiritual que refleja nuestro paisaje interior. Nos recuerda la belleza y la diversidad que existen en nosotros y nos hace sentirnos en casa.

Mediante la fusión de figuras humanas con la arquitectura, estos retratos simbolizan que todo nuestro universo existe en nuestro interior y que tenemos el poder de provocar un cambio profundo en el mundo. La figura humana representa la belleza y la resistencia de la humanidad y la ciudad representa el contexto y el entorno en el que vivimos. Ambos son inseparables. La ciudad no es una entidad separada, sino más bien una extensión de nosotros mismos, un lugar donde vivimos nuestro día a día y encontramos sentido y propósito.

Esta serie muestra que todos estamos conectados con el entorno. Debemos cuidarlo y apreciar toda la belleza que nos rodea. Al igual que la figura femenina y la ciudad se funden en el cuadro, podemos fundir el amor y cuidado por nosotros mismos con el amor y cuidado por nuestro entorno.